Si le invitan a subir hasta un cráter volcánico, seguro lo pensaría dos veces… Ahora qué tal si a más de llegar, también puede navegar sobre las mansas aguas de su interior. Aunque a primera instancia sonaría algo bastante fuera de lo común, en Imbabura puede hacerlo. Lo invitamos a conocer Cuicococha o “Laguna de los Dioses”, donde su excursión le permitirá disfrutar de los prodigios de la naturaleza.
Ubicada en la parroquia Quiroga, del cantón Cotacachi, está dentro de una de las más bellas reservas ecológicas, que cuentan con su propia administración abierta al turismo nacional e internacional. Para acceder al complejo como tal, desde el pueblo debe recorrer 11 kilómetros hasta su entrada.
Ya en el lugar, usted puede acceder a la oferta de recorrido en lancha, guiado por personas de la zona que conocen los misterios del lugar y que le contarán, por ejemplo, que la profundidad del cráter llega a los 200 metros, en una extensión de 4 kilómetros, en un ecosistema que se ha formado desde hace aproximadamente 3 000 años.
Cuando se está en el centro dan ganas de lanzarse en sus azuladas ondas, pero es mejor conformarse con solo meter la mano y sentir el frío. Al contrario, cuando se divisa su orilla en el lado oeste, se puede atestiguar el líquido sulfatado y los gases que son expulsados elevando la temperatura.
La aventura incluye la observación de aves que tienen sus nidos en los islotes Teodoro Wolf y Yerovi, productos de erupciones ancestrales. Entre éstos, como escoltado por un bosque de totoras (juncos) se abre paso el Canal de Ensueños. Otra opción es la de divisar el paisaje en su inmensidad y belleza siguiendo los senderos delimitados, que incluyen zonas de camping en los alrededores del volcán Cotacachi, en cuyas faldas se asienta la laguna.
Puede tomar las dos alternativas y hospedarse en la acogedora hostería que complementa la oportunidad de un viaje para alimentar no solo la memoria, sino el alma.
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