El nombre de este lugar concuerda con lo placentero de la vida del campo en el norte de la serranía ecuatoriana, donde los quehaceres del chagra son el principal atractivo, mientras se disfruta de la estancia en las habitaciones de su elegante casona. En Hacienda La Alegría, la aventura familiar está garantizada, y a continuación les damos mayores argumentos.
Con una acentuada tradición familiar, Gabriel Espinosa se ha encargado de promover diferentes actividades, empezando por las cabalgatas entre parajes naturales, pudiendo durar horas, como también días. Para cumplir con las segundas se han asociado con Hacienda Bombolí, donde hacen una parada obligada para visitar el conocido paseo de Orquídeas y pernoctar hasta recuperar fuerzas.
Con guías capacitados para estos paseos largos a caballos, muchos de los visitantes son jinetes con experiencia, pero también pueden sumarse aquellos que quieran ganarla a propósito de recorrer el Valle de los Nueve Volcanes, como se le conoce al cantón Mejía.
Entre las decenas de caballos trabajados para la monta, están lo que son parte de la presentación que no debe perderse cuando visite La Alegría. En un canchón donde también se pastorean llamas y vicuñas, se da un espacio para gustar de la habilidad de los chagras en el enlace de los toros de lidia, con interesante explicación sobre la vida de los vaqueros.
La lechería es otro de los oficios del que puede conocer durante el paseo por sus instalaciones y hasta puede observar al tren pasar por los rieles que están dentro de la propiedad. Si hablamos del hospedaje, al llegar podrá disfrutar de un aperitivo antes de acomodarse en la vivienda que en su construcción original data de 1911, conservando aún los detalles ingleses en decoración de las paredes.
Con una vista a floridos jardines a través de grandes ventanales, es difícil escoger entre las 11 habitaciones familiares, tan cómodas y acogedoras, o la misma suite todas con acabados en madera. La estancia incluye alimentación con productos de la zona, siempre con la amable atención de sus anfitriones.
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