En Ecuador, la ciudad de Cuenca es considerada como punto obligatorio a visitar dentro del mapa turístico. Entre los principales motivos está su Centro Histórico, sus paisajes campestres, su gastronomía, su artesanía, su cultura… y así podríamos continuar con una inmensa lista de atributos, pero… se ha puesto a pensar en que la capital azuaya también es atractiva por su aporte a la riqueza histórica nacional.
Uno de los espacios en el que nos podemos deleitar aprendiendo, sobre la forma de vida de las diferentes etapas en el trascurso de nuestro tiempo, es el Museo de Pumapungo, ubicado en la Calle Larga y Avenida Huayna Cápac.
Los paseos por sus instalaciones nos llevarán a tres ambientes definidos por su temática y conectados por su temporalidad. Podríamos decir que se asemeja a un túnel cronológico, empezando por la sala de arte, donde las exposiciones nos muestran el talento expresado en la actualidad.
En el segundo piso, ingresamos a un magnífico escaparate, cuya presentación objetual es la de “darle mayor importancia a cada grupo étnico de nuestro país”, según manifestó el museólogo de la entidad, Jorge Ortega. Viviendas típicas, vestimenta, costumbres y tradiciones son representadas con muñecos en tamaños reales y con su debida descripción. Entre las muestras que atrapan la curiosidad de los visitantes están las cuatro cabezas humanas y una de mono perezoso, sometidas a la técnica de la Tzantza (método de reducción de cráneos utilizados en ritos de simbolismo post morten).
Nuevamente en la primera planta y como una ventana a las que fueran las etapas: cañari, incaica, colonial e ingreso a la republicana, se encuentra la exposición permanente Pumapunku: Mundos de la Memoria. Los vestigios de tumbas y pozos de ofrendas y otras reliquias encontradas con trabajo profesional iniciado en la década del 20 por Max Uhle y luego certificado y expandido en sus hallazgos por el grupo del arqueólogo cuencano Jaime Idrovo, quien estableció en su momento, que en este sector se fundó la ciudad cañari de Tomebamba, teniendo en Pumapungo a su barrio administrativo.
La puesta en escena de esta parte de la identidad cuencana, se apoya en elementos de cerámica y oro, además de la ilustración de las antiguas sociedades en maquetas, que fueron elaboradas por el artista Patricio Ormaza y la conducción del discurso histórico del arqueológo Raúl Marca.
“Es una visita mágica porque conocemos como se vivió desde hace 10.000 años y como fue evolucionando el ser humano en esta zona. Antes la sala estaba en penumbras y no se tenía una ilación correcta del tiempo. Ahora está ordenada de tal forma que nos da una clara visión del proceso”, comentó Ortega.
Pero la inmortalidad de estas “memorias” se extienden más allá de las cuatro paredes y nos conducen al patio exterior, donde luego de un intenso trabajo de restauración se tiene una mirada auténtica de la arquitectura incaica, que incluye una casa modelo y las bases de lo que fuera una urbe con sus cuartos divisorios.
Para completar el recorrido tendremos la oportunidad de disfrutar de un parque de flora y fauna, en el que en años anteriores también se encontraron manifiestos de identidad azuaya.
“Aquí se hicieron excavaciones ni que cementerio, y luego volvimos a tapar, para arreglarlo y que quede bonito, para que la gente pueda visitarlo”, concluyó uno de los trabajadores de esta dependencia, desde 1981, Jaime Monje.
PARA SABER
- El ingreso a las instalaciones es gratuito, con horario 08:00 a 17:00, de martes a viernes; mientras que los sábados, domingos y feriados es de 10:00 a 16:00. Los lunes no hay atención por mantenimiento.
- Planifica su visita en grupo, puede solicitar el servicio de un mediador, que le servirá de guía en el recorrido. El número telefónico de atención es el (07) 2831 521.
- Actualmente el museo es administrado por el Ministerio de Cultura, siendo que anteriormente estaba regido por el Banco Central de Ecuador.
- También se tiene una sala de numismática en el subterráneo y los servicios de biblioteca y videoteca.
