Si hay cosas que impresionan cuando se llega a Cuenca son las monumentales iglesias. Esta ciudad tiene 17 templos en el Centro Histórico y más de 50 en el cantón; por eso le llamaban el Pequeño Vaticano. Todo esto reúne el sincretismo religioso del pueblo cuencano. Aproveche este Jueves Santo para participar de la tradicional visita a las siete iglesias.
Como Viajes Vistalsur escogimos las siete iglesias que tienen más de 100 años y albergan la mayor riqueza arquitectónica-religiosa. Pero usted puede programarse durante el año para que visite otras. Este peregrinaje es para disfrutar del arte religioso y tener un encuentro de oración, como lo hizo Jesús.
Las iglesias estarán abiertas al público todo el día, hasta las 00:00. Hay eucaristías diarias, música sacra, iluminación especial de los templos, seguridad, y en los exteriores ventas de souvenirs. Por Semana Santa cada iglesia maneja su propia agenda de actividades religiosas. No olvide llevar unas monedas, ropa cómoda y agua, porque el recorrido es a pie.
Catedral de La inmaculada Concepción
Lo más grandioso que resalta cuando llegamos al corazón de la Cuenca es la Catedral, ubicada frente al parque Calderón, en la calle Benigno Malo y Sucre. Imposible no ingresar a este ícono de la religiosidad y el atractivo más relevante del Ecuador. Por eso, muchos visitantes empiezan el peregrinaje de las siete iglesias por este templo de estilo gótico, renacentista y romántico, que estuvo inspirado en la Basílica de San Pedro, en Roma.
La mayor participación se vive en la noche. Las familias llegan infundidas por la fe, se arrodillan y viven ese momento especial de oración con Jesús, con la mirada fija en el altar mayor de pan de oro y mármol, los coloridos vitrales y las imágenes religiosas. Afuera aproveche para fotografiarse con las cúpulas gigantes bien iluminadas.
El Sagrario o Catedral Antigua
Por cercanía es nuestra segunda parada. Apenas separada por el parque Calderón, a unos 50 metros de la Catedral está El Sagrario, entre las calles Luis Cordero y Sucre. Fue la primera Catedral de Cuenca que se construyó a mediados del siglo XVI (1557). Cuando ingrese piense que usted está sobre el principal templo de culto de los españoles, durante la época de la colonización.
En la actualidad esta iglesia -de varios altares- cuadros, imágenes religiosas, pinturas murales y otros elementos muy valiosos de la época colonial, funciona como un emblemático museo de arte religioso. Adentro el silencio es absoluto y el momento adecuado para adorar y unirse a Jesucristo en su pasión.
El Carmen de la Asunción
Subiendo la calle Sucre, a dos cuadras está El Carmen, con su fachada adornada por esa gama de colores que da la Plaza de Las Flores. En ese trayecto saludará con amigos o familiares que también van a adorar y agradecer a Jesús, la noche que fue entregado y traicionado.
Al ingresar, el Altar Mayor y el púlpito, elaborados en pan de oro y espejos, se roban la atención de los devotos. La mayoría de obras pictóricas datan de los siglos XVIII y XIX. Aquí estamos frente al templo de mayor devoción y fiestas religiosas: por Nuestra Señora del Carmen, El Niño Viajero y el Señor de la Justicia.
Santo Domingo
La cuarta parada para acompañar a Jesús en su pasión está a dos cuadras, subiendo por la calle Padre Aguirre hasta la Gran Colombia, en la Plaza de las Palomas. Es la segunda iglesia más grande de Cuenca, después de la Catedral, y tiene forma rectangular. Su construcción empezó en 1604, de estilo ecléctico, con tres naves y el altar en forma semicircular
Este templo guarda la campana más grande del Ecuador, que pesa seis toneladas. La principal imagen que veneran es La Morenica del Rosario, que se levanta en el altar mayor y en honor a esta imagen cada diciembre se realiza en Festival de las Luces en los exteriores del templo y calles aledañas. En esta ocasión aproveche para hincarse en la sala de oración como muestra de respeto al proceso que sufrió Jesús antes de ser crucificado.
El Cenáculo
Siguiendo al oeste, tres cuadras más adelante, está El Cenáculo, entre las calles Bolívar y Tarqui. En este santuario se vive momentos de absoluta paz y reconciliación consigo mismo, porque fue ideado y construido para dar culto al misterio bíblico de la cena de Jesús.
Cuando ingrese a orar, siéntase uno de los discípulos de Jesús, de haber sido llamado a compartir esa comida de pascua y ser testimonio de vida. Este templo fue construido en 1894, promovido por el padre Julio María Matovelle, para realizar la adoración al Santísimo Sacramento, devoción que inició en 1901.
San Alfonso
Ahora regresamos con sentido este, por la misma calle Bolívar hasta la Presidente Borrero. Allí está San Alfonso, un templo diseñado por el redentorista Juan Bautista Stiehle, en honor a Nuestra Señora del Perpetuo Socorro. La fachada tiene un estilo neogótico de gran belleza.
Al ingresar se pasa por un vestíbulo y a la derecha un cuadro gigante que representa “el cielo y el purgatorio” y que llama poderosamente la atención. La sala de oración es amplia y sobria, propia de la espiritualidad gótica. Hay obras religiosas de incalculable valor, un retablo de madera y decoraciones barrocas.
San Blas
Con este templo ubicado en la calle Bolívar y Manuel Vega, a cinco cuadras de El Cenáculo, en el límite de la ciudad antigua de la moderna, termina el peregrinaje de las siete iglesias. La caminata ha sido bastante corta, con descansos para la oración y contemplación. Seguro que en su paso se encontró con muchos amigos o gente conocida que viven y comparten esta expresión de fe.
La construcción de la iglesia de San Blas se remonta al siglo XVI (1557), a pocos días de la Fundación de Cuenca. Llama la atención la fachada de estilo románico, cubierta de mármol rosa. Para su interior se utilizó piedra labrada incásica de principios de la Colonia. Al terminar la visita nos retiramos a nuestros hogares en silencio para seguir meditando la Pasión del Señor.