Oña, en la provincia de Azuay, tiene un tesoro natural poco conocido pero extraordinario: #LosEstoraquesDeOña. Son grandes y bellas esculturas rocosas labradas por el agua y el viento, y endurecidas por el sol y la oxidación de sus minerales, durante miles de años. La vegetación, el cielo y las rocas son los protagonistas en esta zona solitaria donde pocos ecuatorianos han llegado.
El viaje a #LosEstoraquesDeOña comienza en el centro de la pintoresca ciudad de Oña, de calles angostas y casas pequeñas. Algunas de bahareque, con puertas de madera y macetas con flores. De allí, en 10 minutos en vehículo, siguiendo la vía de tierra hacia Oñazhapa, llegamos hasta la quebrada de Jalincápac y la entrada al sendero.
Ahí queda el vehículo para continuar una corta caminata de exploración por sinuosos senderos, no bien definidos, entre las montañas. Es imposible avanzar sin contemplar el paisaje, entre desierto y bosque, que parece haber sido labrado con paciencia. Las colinas escarpadas y valles profundos son el preludio de la majestuosidad que está por venir.
Al fondo del paisaje está la colina de Mauta, y detrás se alza, en el horizonte, las primeras formaciones de estoraques. Imposible ignorarlas aunque se vean distantes. Se elevan al cielo como guardianes silenciosos de un paisaje que parece hacer sido tallado por la mano de un artista celestial. Al llegar a los primeros estoraques nos encontramos ante un espectáculo de proporciones épicas.
Las formaciones rocosas crean laberintos de pasillos estrechos, por el que apenas cabe una persona. La textura de las rocas es como si contara la historia de la tierra misma, desde su formación hasta el presente. Caminar entre #LosEstoraquesDeOña es como adentrarse en un mundo enigmático, de fantasía y de edificios góticos.
Formaciones verticales adornadas, que parten del techo hacia el suelo o que se formaron justo al contrario, del suelo hacia el techo. Algunos ven en las rocas castillos medievales, rostros humanos o figuras de animales (tortuga, cocodrilos, aves…). Ahí entra el ángulo desde donde se observe y la imaginación
Cada paso revela maravillas. Es imposible no despertar la sensibilidad, esa capacidad de buscar encuadres, colores, formas y texturas para sacar la mejor imagen fotográfica. Cualquier filo de las montañas es un mirador que ofrece vistas panorámicas de la vastedad del paisaje.
El silencio, apenas roto por el susurro del viento, alguna delicada escorrentía de agua y el trinar de las aves, nos hace reflexionar sobre la grandeza de la naturaleza. La biodiversidad es asombrosa. En cada recodo de los caminos hay especies de flora y fauna adaptadas a este ecosistema rocoso. Desde cactus espinosos hasta orquídeas exóticas o variedad de hierbas bajas donde se asientan los chapuletes, esos insectos que parecen helicópteros.
Las aves añaden un toque de color y vida al paisaje sonoro. También es el hábitat de reptiles y mamíferos. El carácter exótico, único y fantasmagórico de estas formaciones geológicas han convertido a #LosEstoraquesDeOña en un sitio frecuentado.
Pero más allá de su belleza natural, #LosEstoraquesDeOña también están impregnados de historia y cultura. Para los nativos, estos son lugares sagrados, llenos de significado y simbolismo. Cada grieta y cada recodo cuentan con una historia ancestral que se remonta a tiempos inmemoriales y que sigue viva en las tradiciones y creencias de quienes habitan estas tierras.
Al final del día, mientras el sol se pone en el horizonte y tiñe el cielo de tonos dorados y rosados, nos despedimos de #LosEstoraquesDeOña con el corazón lleno de asombro y de gratitud. En este rincón olvidado del mundo hemos encontrado mucha paz y paisajes impresionantes. Hemos encontrado una conexión profunda con la naturaleza y con nosotros mismos, una conexión que esperamos conservar y compartir con las generaciones venideras.
PARA SABER
UBICACIÓN: el cantón Oña esta a 90 minutos al sur de Cuenca, en la provincia de Azuay. Hay servicio de transporte público que sale cada hora desde el terminal terrestre. En Oña puede alquilar una camioneta para que le lleve hasta Oñazhapa y Jalincápac.
CUIDADO: Los #EstoraquesDeOña son los únicos que hay en Ecuador. Por eso, es importante su conservación y para eso evite subirse a las formaciones rocosas porque puede causar destrucción de las mismas.
CONTEMPLACIÓN: para aquellos que buscan un escape del bullicio de la vida cotidiana, los #EstoraquesDeOña ofrecen un refugio de paz, tranquilidad y contemplación.
CLIMA: Oña tiene un clima cálido, con una temperatura promedio de 20 grados centígrados. En el centro hay varios restaurantes y buena infraestructura hotelera. Lleve ropa cómoda, zapatos deportivos, agua y una buena cámara fotográfica.