Loja es distinta en cada visita. La arquitectura ecléctica de sus templos, los monumentos que celebran la herencia musical, la gastronomía de sabores auténticos, los museos que desvelan la riqueza histórica y la ferviente espiritualidad de su gente son un imán eterno. Explórela a fondo y enamórese de su belleza.
Loja, joya escondida entre verdes colinas, está ubicada al sur del Ecuador, fronteriza con el vecino país de Perú. Aquí parece que las montañas se abrazan con el cielo, y la tierra susurra historias de antaño. Al amanecer despierta con una luz dorada que acaricia sus calles urbanas. El sol, tímido y cálido, se filtra por los árboles que bordean sus plazas, llenando el aire de una brisa fresca y fragante.
Es un lugar donde el pasado y el presente bailan al ritmo del eterno pasillo Alma Lojana, de Emiliano Ortega: “A orillas del Zamora, tan bellas. De verdes saucedales, tranquilas. Campiñas de mi tierra, risueña. Casita de mis padres, mi amor…”. Tiene un encanto sereno y acogedor. Se abre ante el viajero con la gracia de una bienvenida auténtica.
Al norte, al entrar a la ciudad, por la avenida Gran Colombia atravesamos la Puerta de la Ciudad, el espacio que nos lleva a conocer la historia de esta urbe. Es un imponente monumento que evoca a las antiguas puertas fortificadas de urbes coloniales. Aquí el visitante comienza a vivir una experiencia memorable.
Esta amplia fortaleza de arcos y torres, elaboradas con ladrillos y piedras, es el primer vistazo a la riqueza cultural de Loja. Le conecta con su historia, con el pasado y el presente, y es un presagio de la belleza que nos espera en cada rincón. Lugar ideal para fotografiarse y disfrutar de momentos de contemplación.
En el corazón de la ciudad, es imposible no dejarse cautivar por su título de “Capital de la Música y la Cultura del Ecuador”. Los lojanos no solo se enorgullecen de sus artistas (Segundo Cueva, Francisco Rodas, Édgar Palacios, Orlando González…) sino también de los museos y monumentos a los grandes compositores y músicos de pasacalles, pasillos, sanjuanitos y más.
Usted puede conocer este legado a través de un recorrido por los bares y restaurantes (Mama Lola, Los Naranjos, Comida Típica, Cuna de Artistas…). Ofrecen música en vivo de jueves a sábados. Además, en el parque de El Valle están los monumentos de Emiliano Ortega, Salvador Bustamante, Marcos Ochoa, Cristóbal Ojeda y Segundo Cueva.
En los redondeles de las vías que conducen a Catamayo sobresale el monumento a la Guitarra; y en la que lleva a Cuenca el del Violín. En cada esquina se respira música. Los conciertos al aire libre, los ensayos de las bandas locales y los coloridos murales son testimonio de una vibrante tradición que enriquece el espíritu de sus habitantes y visitantes por igual.
El Museo de la Música es un espacio para disfrutar de las canciones. Funciona en una casona patrimonial del centro de la ciudad y el ingreso es gratuito. Allí exhiben fotografías de antaño, historia de artistas destacados, instrumentos, partituras originales… En este inmueble está el Café Musical, un bar que oferta tamales o humitas con el aroma inconfundible del café lojano, como parte de la gastronomía tradicional.
Si hablamos de gastronomía, Loja tiene un festín para los sentidos y un deleite para el paladar. En los mercados y restaurantes, el repe (sopa de arveja con guineo) y la cecina (carne de cerdo semi-seca asada, acompañada de yuca) nos envuelve con sus sabores reconfortantes que revelan la rica tradición culinaria. Los bocadillos ofrecen el toque dulce. Pasada las 17:00, los lojanos han hecho hábito el salir de sus casas o trabajos para tomarse un café con tamal.
El Centro Histórico es un refugio de tranquilidad y belleza. La Plaza de San Francisco, con su iglesia de fachada imponente y su parque de fuentes burbujeantes, es un lugar donde el tiempo parece desacelerar. El visitante se sienta a contemplar la vida que se despliega alrededor: niños jugando, familias paseando y artistas locales entreteniendo a los transeúntes.
La Plaza de San Sebastián es el lugar perfecto para adentrarse a la historia. Allí se levanta el monumento a la Independencia de loja. Muy cerca está la calle Lourdes, entre la Sucre y la Bolívar, la primera en construirse, vistosa y data del siglo XVI. Las fachadas de las casas mantienen la belleza de las construcciones coloniales (balcones, corredores y jardines). Es una reliquia arquitectónica.
La Universidad Técnica Particular de Loja (UTPL) juega un papel fundamental en la vida de la ciudad. Con su presencia académica prominente, aporta una dimensión educativa y contribuye a un ambiente cosmopolita, donde los estudiantes y académicos se juntan por la innovación y conocimiento.
La joya más preciada de los lojanos es la Virgen de El Cisne. En honor a esta Sagrada Imagen que reposa en la Basílica de la parroquia El Cisne, los lugareños participan en la apoteósica expresión de fe: peregrinación y la fiesta religiosa, cultural, comercial binacional.
La cultura lojana también es ruralidad, con experiencias que trascienden el simple escape de la vida urbana. Al pasear por vías de Malacatos, Vilcabamba, El Cisne…, uno se encuentra con pueblitos pintorescos. Las labores agrícolas y artesanales se realizan con la misma dedicación de generaciones pasadas. Así es Loja, hay que recorrerla al amanecer o al atardecer, cuando el sol resucita sus colores para realzar su belleza.
PARA SABER
TERES RÍOS: Por la capital lojana atraviesan los ríos Zamora, Jipiro y Malacatos. Su clima es cálido con una temperatura promedio de 15 grados centígrados.
PARQUE RECREACIONAL: Jipiro tiene unas 30 hectáreas y está rodeado de exuberante vegetación. Alberga lagos serenos, senderos para caminatas, espacios para acampar y para actividades al aire libre.
EL PODOCARPUS: Loja comparte con Zamora Chinchipe el Parque Nacional Podocarpus, es una de las reservas naturales de gran diversidad y endemismo de la región. Por eso es considerado un territorio de importancia mundial para la conservación de la biodiversidad.