Carismático, talentoso, querendón de su natal Cuenca y embajador de la cocina ecuatoriana, Carlos Moscoso ha forjado una vida entre su pasión por la gastronomía, el espíritu empresarial y su afición por las motos. Su habilidad para combinar estos intereses refleja su versatilidad y entusiasmo, haciendo de él una figura destacada. Su dedicación a lo que ama se manifiesta en cada proyecto que emprende.
Carlos Moscoso nació en Cuenca en 1979, dentro de una familia arraigada en el mundo de la hospitalidad. Creció rodeado de aromas y sabores que marcaron su destino. Su padre, un barman profesional que se formó en EE.UU. y pionero en el sector en Cuenca, con el icónico restaurante La Cava, fue la primera influencia en su carrera como chef.
Estudió Gastronomía en la Universidad San Francisco de Quito, un trampolín que lo lanzó al dinámico mundo culinario. Su carrera comenzó de manera modesta como ayudante de cocina en el Food Service de la misma casa de estudios, preparando buffet para los universitarios.
La dedicación de Carlos Moscoso y su amor por la cocina lo llevaron a recibir una oferta para hacer prácticas -no remuneradas- en el Hotel Sheraton. Tres semanas de trabajo intenso, de viernes a domingo, le dieron experiencia valiosa y le aseguraron un puesto como cocinero eventual en ese hotel.
El siguiente gran paso en su carrera fue en el restaurante La Yapa de Quito, de un chef canadiense. Su trayectoria continuó en los hoteles Marriot y Radisson, Uzhupud Garden de Paute (Azuay); en la apertura de Marcus Restaurante de su alma mater, La Viña, Creta, entre otros espacios dentro y fuera del país.
Los platos que crea los ensambla con identidad culinaria como el seco de cordero cocido en salsa de seco de chivo, los calamares crocantes con salsa picante de maracuyá, el chicharrón paisa con mote sucio, las empanadas de morocho, los corviches de camarón o el pescado en costra de macadamia con salsa de coco sobre tallarín de arroz.
El resultado final es un viaje gastronómico que sorprende y encanta a quienes tienen el privilegio de probar estos potajes. Es que sus propuestas combinan sabores tradicionales con innovaciones que logran el equilibrio perfecto. Cada plato respeta la esencia de la cocina clásica, sin renunciar a la frescura.
Para él, la comida ecuatoriana es fabulosa tal como es y por eso cuida su esencia sin transformarla demasiado. La mayoría de las recetas las comparte en los festivales de cocina dentro y fuera del país. Ha viajado por 16 países y cocinado en Europa, México y Paraguay, donde siempre es un embajador de la comida ecuatoriana.
En estos años como chef ha desarrollado más de 10 festivales de cocina en Creta Restaurante y participado en otros en Lima (Perú), Asunción (Paraguay) y Bogotá (Colombia). “Me siento orgulloso cuando en un evento internacional servimos un menú ecuatoriano y quieren la receta. Es mi mayor satisfacción”
Además de ser un excelente chef, su buen corazón y su dedicación a la gente reflejan su verdadera pasión por la gastronomía y el bienestar de quienes lo rodean. El complemento de los platos es su carisma y amabilidad que destacan en cada aspecto de su trabajo y hacen que cada cliente se siente como en casa. Esa capacidad para conectar con las personas transforma cada comida en una experiencia cálida y acogedora.
La vuelta a su natal Cuenca significó un retorno a sus raíces. Tiene un profundo amor por los lugares auténticos que definen su ciudad. Su pasión por la gastronomía se refleja en el aprecio por los mercados, donde encuentra los ingredientes frescos que inspiran su creatividad culinaria. Disfruta pasear por el pintoresco Barranco del Tomebamba y el emblemático Puente Roto, símbolos de la rica historia y belleza de la ciudad.
A Cuenca regresó para colaborar con la creación de la carrera de Gastronomía y Turismo de la Universidad de Cuenca. También se unió al equipo de docentes, entre el 2004 y 2006, un espacio donde motivó a sus estudiantes a que valoren la cocina ecuatoriana y el trato hospitalario.
Actualmente se desempeña como accionista-propietario del Rooftop Terracota, miembro de la concesionaria del Centro de Convenciones Mall del Río, chef ejecutivo de varios restaurantes y administrador de las cafeterías de una empresa de embutidos La Italiana.
A pesar de sus logros, Carlos Moscoso mantiene una humildad envidiable. Disfruta igual de comer un hornado en el mercado que unos escargots (caracoles servidos en su concha rellena de mantequilla de ajo y perejil) en París. “Cada cosa tiene su esencia y hay que saber rescatar y disfrutarlo”.
PARA SABER
CARLOS MOSCOSO Tuvo el programa de televisión “Hoy en la cocina”. Preparaba cada plato e investigaba la cultura que hay alrededor de los ingredientes.
ES MIEMBRO de la Academie Culinaire de France, una distinción que solo unos pocos chefs ecuatorianos han alcanzado. Ha recibido condecoraciones de la Cámara de Comercio.
OTRAS ACTIVIDADES: Su afición por las motos le brinda emoción y aventura, deporte que comparte con colegas, empresarios y amigos.
ESTE CHEF: Respeta las tradiciones y encuentra en cada plato una historia que contar. Su trayectoria es un testimonio de la dedicación por las experiencias culinarias memorables.