En el corazón de la histórica Cuenca, donde las calles adoquinadas susurran leyendas de siglos pasados se encuentra El Mercado, un restaurante que captura la esencia misma de la tradición y la innovación. Abrió sus puertas al público hace 10 años y desde entonces se ha posesionado como un centro gastronómico de alto nivel e interés local, nacional e internacional.
Desde que se ingresa nos envuelve un ambiente acogedor. La naturaleza y la cocina se encuentran en un abrazo armónico. La decoración con vegetación natural en todos los espacios, caprichosas flores en macetas y plantas que cuelgan delicadamente de los pasamanos, de diferentes tamaños, formas y tonalidades de verdes, invitan a disfrutar de la comida y a sumergirnos en una experiencia culinaria.
La cocina está a la vista del público y la parrilla es el centro de atención de los visitantes. Desde los cómodos asientos se observa cómo los chefs dan vida a cada plato, las técnicas, la pasión que le pone el equipo, el olor agradable de la comida que se esparce en el ambiente y el arte culinario. Es una experiencia gastronómica envolvente.
En las paredes sobresalen llamativos murales gigantes de cholas cuencanas desgranando choclos, otra haciendo una limpia o vendiendo hortalizas, lo que nos transporta a lo que sucede todos los días en los mercados de la “Cuenca hermosa de fuentes y flores”. La parte posterior tiene una vista privilegiada hacia El Barranco del Tomebamba.
La propuesta de El Mercado es sencilla, pero sabrosa: una cocina rústica y auténtica. Cada plato celebra el uso de ingredientes frescos de temporada, de calidad y sabores autóctonos del Ecuador. Los productos seleccionados con esmero resaltan lo mejor y para el Chef no hay necesidad de complicadas técnicas para conseguir que cada plato sorprenda y deleite.
“Nuestra carta es un reflejo de la diversidad y de la riqueza culinaria de la región andina”, comenta Roberto Mora, administrador del El Mercado. Lo que les distingue de otros restaurantes finos de Cuenca es la manera en que cada plato logra destacar lo esencial: la textura, los sabores, colores y los productos. La panceta de cerdo, por ejemplo, no necesita más que su carne suave y crujiente para conquistar el paladar.
El locro de papas, la fritada de cerdo, el filete el mercado o el lomito criollo salen auténticos y exquisitos. Los mariscos tienen frescura y delicadeza que solo un plato preparado con ingredientes de calidad puede ofrecer; y los postres crujientes tradicionales son una exquisitez memorable.
Cuando llega el plato a la mesa, el olor inconfundible de los ingredientes nos recuerda la riqueza de esta tierra. La magia de El Mercado radica en que, aunque la cocina es profundamente tradicional, cada producto tiene una personalidad propia. No hay exceso de especies ni preparaciones complicadas, “lo que se busca es destacar la esencia de los productos en cada plato”, explica Mora.
Una de las joyas de este lugar es su atención al detalle. Los camareros -siempre atentos y amables- saben guiar al visitante en la mejor elección de los platos, según las preferencias. El servicio es cálido, sin ser intrusivo, y cada cliente disfruta de la comida a su propio ritmo, pero siempre con la sensación de ser el centro de atención.
Sentarse en El Mercado es entregarse a un momento de paz. El bullicio de la ciudad queda atrás y por la vegetación que rodea el entorno hay la sensación de estar disfrutando de algo verdaderamente especial. Es una propuesta que, más allá de lo gastronómico, se convierte en un refugio para quienes buscan total satisfacción.
A lo propio del restaurante se suman otros espacios que diversifican el servicio y hacen más larga la estancia: el bar, una sala de té y un almacén de antigüedades. Estos ambientes con estilo únicos y elegantes, evocan percepciones de antaño y moderno.
Las luces tenues iluminan las etiquetas doradas de la amplia selección de bebidas alcohólicas. Las formas sofisticadas de las botellas crean reflejos suaves en el aire. En este espacio hay desde bebidas clásicas de diferentes países, hasta las joyas más ocultas, cada una esperando ser descorchada y apreciada por su carácter.
La renovada cava de vinos es perfecta para los amantes de los buenos momentos. Con el primer brindis llega la posibilidad de detener el tiempo, deleitarse y disfrutar con alegría. Este ambiente sereno y acogedor es para quedarse más tiempo disfrutando con familiares o amigos.
El murmullo de las conversaciones predomina y el mundo se desacelerara por un momento. El bar es un lugar donde los sentidos se despiertan y las bebidas se convierten en una vivencia memorable. Así, en El Mercado los sabores no solo se degustan, sino que se sienten y se viven. Las comidas y las bebidas son actos de nutrición y de experiencias sensoriales que conectan con el entorno natural y la cultura local.
PARA SABER
Si está por Cuenca le contamos que Restaurante El Mercado está ubicado en la Calle Larga y Luis Cordero. Atiende de lunes a sábado de 12:00 a 22:00. Puede hacer reservas online, a través de la página oficial.
La tienda o mercadito ofrece artesanías de Ecuador hecho a mano (sombreros de fibras, textiles, souvenirs y demás productos ecuatorianos como chocolates).
El reconocimiento más importante que tiene Restaurante El Mercado es la confianza y fidelidad de sus clientes. Dos veces al año innovan la carta, sin salirse de la comida tradicional, y de esta forma vuelven más interesantes para los clientes.