Cosmopolita, señorial y distinguida. Así figura la capital azuaya desde cualquier espacio que se la mire, desde lo alto del cielo. Pero mientras más alto se vuela, sus edificios patrimoniales, las puntiagudas cúpulas de las iglesias, los ríos inseparables de la ciudad y los barrios cargados de casas parecen hormiguitas a ras del suelo.
Más de cuatro siglos de historia han dejado huellas de gran relevancia en Cuenca: excepcional arquitectura y extraordinarios paisajes. Desde el cielo, a 800 pies de altura en helicóptero, se dimensiona mejor la belleza de esta urbe Patrimonio Cultural de la Humanidad que creció con el empuje de sus habitantes.
Los lugares excepcionales y su traza urbana típica, las calles del Centro Histórico parecen hechas a medidas para mentes inquietas, curiosas y amantes de esa belleza esplendida colonial y republicana. Desde cualquier ángulo, la inmensa Catedral de La Inmaculada (1882) de estilo gótico-renacentista, sobresale en el corazón de la urbe. Este ícono religioso parece estar conectado con las 52 iglesias de la ciudad.
Custodiados por el río Tomebamba se aprecian los lugares emblemáticos como El Barranco y Pumapungo donde está enraizada la historia inca-cañari. El capitalismo moldeó a Cuenca hasta conseguir la fusión perfecta: lo tradicional y lo moderno. Las amplias avenidas, algunas que con parterres adornados con árboles parecen venas interminables, dan simetría a cada zona.
En la última década la ciudad se transformó. Ya no es pequeña, sino un lugar armonioso con “ciudades satélites” y gente hospitalaria. Los edificios modernos concentrados en zonas residenciales como la Avenida Ordoñez Lasso, Yanuncay, sector del Estadio… y los centros comerciales denotan ese impulso y crecimiento.
Los tejados naranjas parecen uniformes y brillan con los tenues rayos del sol de las 17:00. Las cumbres rocosas, los bosques de polylepis y la bruma caracterizan a la reserva natural del Parque Nacional Cajas. Con este paisaje hay más motivos para detenerse.
A medida que se va descubriendo cada barrio o zona. Cuenca seduce y atrapa. Déjese usted también fascinar por los sitios históricos y entréguese a la búsqueda de las huellas del pasado y del presente.
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