Pasear por el casco histórico de Quito resulta emocionante por su belleza arquitectónica y su riqueza cultural, con más de un medio centenar de iglesias y majestuosas casas coloniales que invitan a disfrutarlas.
Pero todas las calles que cruzan esta zona de ensueño de la capital conducen a uno de los sitios más espectaculares de la ciudad: La Ronda, una vieja callejuela que vive sus noches en clave de son.
La Ronda es el sitio obligado a visitar por su inmenso ambiente de cultura y diversión, que le han convertido en el mayor polo de desarrollo turístico de la capital.
Gastronomía de la más variada, presentaciones musicales en vivo, discotecas, centros culturales y una infinidad de tiendas artesanales conjugan una composición para todos los gustos. Pero su historia es la que hace de esta calle serpentinada un imán para los visitantes.
Como en el pasado, La Ronda sigue siendo también un sitio para los bohemios y artistas que tienen en sus primorosas casas el sitio desde el cual evocan a la poesía, al arte y la cultura. El Municipio de Quito recuperó este bello espacio de la ciudad con una remodelación, que conservó la esencia de su arquitectura y la hospitalidad de su gente.
Cuna de artistas, es una de las calles más antiguas de la ciudad, tanto que algunos historiadores aseguran que data del tiempo de los incas. Su trazado conservó su base después de la conquista hasta nuestros días.
Antiguamente, esta callejuela era conocida como “El Chaquiñán”, por su angostura, y albergaba casas residenciales de las que surgieron espléndidos y curiosos personajes quiteños como El Taita Pendejadas.
Este ilustre personaje atendía en un tienda, en la que se podía adquirir cualquier tipo de objeto, desde una aguja hasta zapatos usados. Ahora, en la que fue su casa se encuentra un restaurante que ofrece la más variada comida tradicional ecuatoriana.
“El Murcielagario” es otro de los íconos. En el pasado fue un refugio para poetas y artistas que acudían a esta cantina para intercambiar versos y pensamientos. Los que conocen la historia de esta calle aseguran que en su trastienda funcionaba un burdel clandestino. En la actualidad, este bar-restaurante ofrece platos típicos en un ambiente de fiesta, con grupos que actúan en vivo y que invitan a cantar melodías a todo pulmón.
Humanizarte es otro de los sitios donde uno puede apreciar el arte en esta calle. En su escenario desfilan danzarines de las mejores escuelas de la ciudad, que han logrado reconocimientos en el país y en el extranjero.
La Ronda es una calle peatonal que parece un gran bazar. El turista puede adquirir artesanía de calidad: sombreros hechos a mano, bisutería fina, ropa en general, cuadros de renombrados artistas y hermosas piezas en cerámica para todos los gustos y bolsillos.
También chocolaterías y hasta pizzas se encuentran a la mano y en las noches es sinónimo de abrigados canelazos y empandas de viento, cobrando fuerza la marcha de los visitantes.
La Policía metropolitana también acuden para resguardar el orden y la seguridad, aunque ni sus efectivos se escapan a las bromas de algunos mimos que pululan por la calle para jugar con los visitantes.
La Ronda, que fue construida en una quebrada conocida en el pasado como “Los gallinazos”, está dominada por la Virgen de Legarda, una estatua gigante que yergue sobre una ruina inca en la cima del Panecillo, un pequeño monte que sobresale en medio del casco colonial.
La calle inicia con un puente sobre la calle Venezuela y finaliza con otro en la avenida Maldonado, y era el paso obligado para todos los que llegaban desde el sur del país hacia la capital. Une a la Avenida 24 de Mayo, también regenerada por el Municipio, con el sector de El Cumandá, donde se erigía el antiguo terminal de autobuses interprovinciales que próximamente será incorporado al circuito turístico.
PARA SABER
- La Ronda comprende también las calles Morales, Venezuela, Guayaquil y Maldonado, entre los puentes de La Paz y Juan de Dios Morales, en el Quito Colonial.
- En los restaurantes de los alrededores podrá disfrutar de algunos platos típicos de la región, compartir momentos familiares o con amigos y conocer la historia de esta emblemática urbe.
- Las casonas siguen casi el mismo estilo de arquitectura: balcones, patios interiores, terrazas, corredores, habitaciones y puertas de madera. Entre los sitios más importantes están el bar La Rondolia Quiteña, el restaurante El Horno de Leña, el taller de metales Hojalatería Silva, las casas 707 y de Las Artes, la Capilla del Robo... También hay espacios para hospedaje.