José Jiménez El tejido de una vida de arte textil

José Jiménez

 

 

Su anhelo más próximo es conseguir que en Ecuador se realice el Encuentro Iberoamericano de Artesanos Textiles, del que él ya ha sido parte, como representante del país, en lugares como México y Perú. Para José Jiménez, el haber sido designado como el Mejor Maestro en este nivel reviste una gran responsabilidad que conlleva a mostrar al mundo la artesanía de su pueblo.

Conocido por su arte del Ikat (teñido del hilo con patrones de figuras), el gualaceño de 58 años de edad, nos recibió en su casa museo, en el sector de San Pedro de los Olivos, en el kilómetro 10 de la Vía Cuenca-Gualaceo. A este lugar acuden a diario decenas de turistas para conocer sobre el proceso de elaboración de sus productos, a la vez que pueden adquirirlos. Aquí, nos contó sobre sus comienzos y el largo recorrido de 40 años hasta el anhelado reconocimiento actual.

¿Dónde aprendió a tejer?

De entre 11 hermanos a mí me llegó a gustar más la actividad del tejido. Entonces apegándome a los abuelos poco a poco fui aprendiendo. Mi mamá me dijo ya estaba grande como para empezar con una reata (tejido angosto), luego hice bufandas y hasta que aprendí a confeccionar macanas.

¿Sus abuelos y padres lo hacían como negocio?

Sí, pero la pena era que vendían localmente, solo en el cantón Gualaceo hace unos 40 años atrás, entonces me dije que yo trataría de mostrar a más gente. Así que a los 20 años salí a Quito para promocionar en almacenes. Cuando mis abuelitos murieron seguí su legado y enseñé a más gente. Cuando me casé, mi señora también sabía todo lo del proceso artesanal nos unimos también para esta empresa en donde ahora están inmersos nuestros hijos.

Antes hubo un viaje de penurias ¿Nos contaría al respecto?

Más o menos en el 96 se puso dura la vida, luego del desastre de la Josefina. Así que me fui en carro a Estados Unidos, lo hice por Colombia, Guatemala y México. Llegué a los 2 meses y medio con más o menos 40 inmigrantes, a pie, pasando frío y hambre, fue muy duro. Estuve preso más de un mes en Belice en ese calor bárbaro, pero Dios me dio la fortaleza, salí de ahí y llegué a USA, donde me encontró mi hermano. Fue durísimo, me dediqué a trabajar en restaurantes, en todas esas cosas y comiendo lo mismo y lo mismo ya me cansaba y lloraba todos los días. Me aguanté 2 años y 10 meses y dije me regreso. Mi mamacita me apoyó y dijo de aquí haremos de lo que sabemos.

¿Cómo surgió la idea de la Casa de la Makana?

Mi abuelita tenía una casa antigua como esta y llegó a fallecer heredándola un tío mío, pero la tumbó y me dio tanta pena que me puse a construir una vivienda como de las antiguas, de tierra natural entonces me nació la idea de que las macanas deben tener en esta su sitio. Luego mi señora dice que hagamos el tour y ahora mire todos trabajamos en lo mismo.

Pero no solo se ha quedado aquí, es más sabemos que regresó a Estados Unidos.

Cuando ya me hice conocido con mis makanas viajé de nuevo a Estados Unidos, pero ya con papeles, me fui a una feria, y me daban ganas de decirles aquí estoy de nuevo. Me pasé un mes y regresé. También he viajado con ONGs y Ministerios a ferias locales, nacionales y a muchos países de latinoamerica, siempre mostrando mis tejidos.

De entre todos los países México es especial ¿Por qué?

En el 96 hice mi makana más importante para la fundación de Banco Nacional de México (Banamex), ahí ellos me conocieron y me apadrinaron y a su vez mostraron al mundo en su museo.

También le hicieron un reconocimiento

Tengo muchos reconocimientos, pero ellos me designaron como el de mejor Maestro Iberoamericano en Tejidos Finos y para mi esa es una gran responsabilidad, porque este premio que me he ganado es gracias a mis abuelos y a mis padres, lo que me obliga a seguir con el legado para dejar a mis hijos.

¿Ellos están de acuerdo o quieren su propio camino?

De los cuatro que tengo siquiera uno ha de quedar con el arte. Tengo a mi hija que ya maneja el inglés, y tengo otro que estudia diseño de textiles. Ya vamos acomodándonos de a poco en esta pequeña empresa. De mi parte ya irán bajando las fuerzas, pero ellos están comenzando y les seguiré dando mi apoyo.

¿Mientras tanto hasta dónde ha llegado su obra?

Tengo el gusto de contarles que ha recorrido el mundo y a todos los grandes artesanos, en especial de Chile, Francia e India. Ha llegado a las películas como la de Frida Calo, protagonizada por Salma Hayec. Se ha puesto hasta la Reina Sofía, de España y muchos senadores.

¿Si tuviera que dar un consejo a sus compañeros artesanos, cuál sería?

Primeramente, la perseverancia para atraer al turista y que valore su trabajo, hay que ser amable y contar la historia de su arte. Yo quisiera hacer un llamado a todos los artesanos del país que hay muchos que están todavía escondidos. Yo les diría que tienen que salir a mostrar su trabajo al público.

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