En Baños de Agua Santa es ineludible sentirse apocado al pararse frente a la majestuosidad de la cascada de Agoyán, pero cuando el viaje en canopy y tarabita empieza, es inevitable dejarse ir y respirar todo el perfume de la libertad.
Una cálida ventisca golpea la cara. Los agudos golpes de la caída del agua en las rocas impiden escuchar con claridad los consejos del guía, pero, una vez calado el mensaje, nada más importa.
No ha sido suficiente con el espectacular fin de semana vivido en Baños de Agua Santa, donde por tres días se gozó de todo: diversidad de culturas, escuchar la respiración agitada de la Mama Tungurahua, buena farra en las chivas nocturnas, o del placer de comer los platos locales como el “completo” (arroz con huevo frito, llapingacho, aguacate, salchicha y librillo).
Baños quedó 5 km. atrás en la vía que conduce al Puyo, y el espíritu aventurero quiere más adrenalina para la sangre. La siguiente parada es en la cascada de Agoyán, la más alta de los Andes del Ecuador (caída de 60 metros). No es un encuentro cualquiera. Se trata de desafiar al miedo y abandonarse al aire para lanzarse a los brazos de la cascada, primero, en un vuelo en canopy.
El cuerpo tirita, pero no de frío -la temperatura allí oscila entre los 15 y 23 grados- sino de nervios. El guía, Manuel Barriga, calza los guantes, el casco, el arnés y los mosquetones. El cuerpo queda adherido a dos cables de acero. Barriga remarca que “no hay que temer, que el sistema es seguro y que disfrute la experiencia”. Son 600 metros para surcar el viento como un pájaro y sentirse grande, libre, y olvidarse del mundo.
Cuando el trayecto termina da ganas de más vértigo. Pero eso tiene solución: en este lugar también se puede hacer el recorrido a través de una tarabita de doble línea en una canasta para 15 personas. Este paseo es más sereno, pero no menos placentero. El vehículo avanza a ritmo lento y a diferencia del canopy, se puede apreciar el entorno con sosiego. El recorrido incluye una parada en medio trayecto para tomar fotos de la cascada, caída del agua, del profundo despeñadero y de la flora andina.
Al final, los que quieran pueden bajar hasta el pie de la cascada y captar imágenes en contrapicado. En realidad, lo que se ha pagado por semejante experiencia resulta nada, pues experimentar la libertad de esta forma no tiene precio. Hasta un próximo viaje.
PARA SABER
- Desde Quito, salen autobuses con destino directo a Baños, cada 15 minutos de cooperativas: Transportes Baños, Amazonas, Expreso Baños, y otras que cruzan de paso por la ciudad como: San Francisco, Flota Pelileo, Centinela del Oriente, Latinoamericana, Macas.
- La cascada de Agoyán se encuentra a 5 km. de Baños de Agua Santa, en la vía Baños-Puyo, a unos 100 metros de los túneles. Los buses para llegar allí salen cada cinco minutos. También se puede llegar en bicicleta y a través de caminatas dirigidas por guías.