Cuenca San Sebastián nos invita a conocerlo

Cuenca

Un par de hermanitos que juegan en sus bicicletas y más allá la anciana que ofrece migas a las palomas. A la izquierda un joven sentado leyendo en un libro y a su lado su amiga leyendo en el “celu”. A la derecha, una señora acude con su hijo al rezo matutino en la histórica Iglesia y en el otro extremo, dos extranjeros se dirigen hacia la muestra de temporada en el Museo de Arte Moderno. Estamos en la Plaza de San Sebastián.

Desde aquí emprendemos el recorrido por el popular barrio que forma parte del Centro Histórico de Cuenca. Ubicado al oeste de la ciudad, con sus calles empedradas y sus techos entejados, nos invita a conocerlo.

Aquí las opciones para el turista son múltiples, empezando por su alojamiento, con hoteles y posadas que ofertan su servicio desde los precios más económicos hasta los considerados de lujo, dependiendo de las estrellas en categoría que los identifique.

A “San Sebas” como se lo reconoce por los lugareños, se lo debe recorrer a pie, pues sólo así se puede captar los detalles que lo hacen tan cosmopolita y autóctono a la vez. Visitamos tiendas de artesanías, como DRosa Souvenier, entre las calles Bolívar y Juan Montalvo, donde la venezolana Rebeca Rodríguez y su madre Sylvia, muestran con orgullo sus objetos hechos a base aluminio reciclado de imprenta, con técnicas de falso vitral, entre otros recuerdos con hermosos terminados.

Siguiendo la ruta de la Bolívar y llegando a la Estévez de Toral, nos dicen a puro bombón: “Déjame que te Cuente”. Y es que así se llama la marca de chocolate fino de aroma que tiene en este sitio su segundo local, abierto por la pareja de peruanos Taryn Córdova y Gabriel Santisteban. Chocotejas, alfajores, marzipan, turrones y más dulces, son una delicia para el paladar.

Subiendo la Estévez de Toral hasta la Gran Colombia, el aroma a cacao da paso al del pan recién salido del horno de leña, en la “Palanqueta Cuencana”. La panadería que conserva sus andamios de madera y los recipientes de lata en que se cocinan los mestizos, enrollados, de dulce, de huevo… le pertenece a José Castillo y su esposa Blanca Cabrera.

Con más de 50 años de su negocio, hace 10 lo mudaron a este barrio sin perder su origen. “Aquí vienen muchos extranjeros a tomarse la foto, porque les parece diferente”, comenta el maestro mientras vigila el cocido de la masa.

Luego, volvemos por la Bolívar y nos detenemos en una casona que llama la atención por sus murales y alegorías estilo europeo de principio del siglo 20. Es la Casa de la Bienal, aquí funciona la Fundación que organiza el evento internacional de arte moderno.

En el transitar de un punto al otro, nuestra mirada se deleita con las edificaciones de colores pasteles, que parecen detenidas en el tiempo, mientras el ir y venir de los transeúntes y carros, contrastan con su quietud.

¿Y de restaurantes qué?

En cuestión gastronómica la gama es amplia, pues las alternativas están para los gustos más exigentes. Para los amantes de la comida mexicana, está el Pedregal Azteca, que ha renovado su concepto de atención sin perder su característica familiar.

Si su deleite es la pasta y similares, está el Magiare Benne, con platos italianos y mediterráneos, además de opciones para vegetarianos y veganos. Los postres tienen gran acogida.

Ahora, si desea una comida casera con productos orgánicos, en un ambiente de antaño, tiene que visitar la “Casa de 1860”, edificación cuyas paredes dan muestra de una rica historia.  Cafetería, restaurante, tienda y delicatessen, con un patio que acentúa su ascendencia colonial. “Hemos trabajado en la restauración de la casa por tres años y ahora podemos ofrecer este espacio para las personas que gustan de los ambientes acogedores”, alega su propietario Fernando Solís. Los trabajos incluyen una cava subterránea.

Otra propuesta, que implementó un espacio para la exposición de pinturas y artesanías es el Huarmi Coffe, cuyo concepto es la fusión de sabores autóctonos y norteamericanos. “Buscamos que nuestros clientes se sientan cómodos y a la vez que se alimenten, también se enriquezcan con la tranquilidad y el arte”, manifiesta Sergio Loja, quien vivió 20 años en Estados Unidos, pero retornó para apoyar el emprendimiento de su hija Liz.

Visitamos cuatro opciones diferentes de los cientos de establecimientos para disfrutar de cada comida del día, resaltando que sus dueños siempre apuntan a una atención especial. Ya sean empresas con una identidad corporativa fija o las infaltables huecas de las más sabrosas golosinas.

El paseo es completo: arte, cultura, tradición, variedad gastronómica, tiendas de artesanías, almacenes, museos, iglesias, a la par del testimonio de actividades como la talabartería, panadería, sastrería, barbería… Todo en unas pocas calles de la ciudad Patrimonio de la Humanidad, aquí en el Barrio San Sebastián.

PARA SABER

  • La atención en el Museo de Arte Moderno es de 09:00 a 17:00 de lunes a viernes y 10:00 a 14:00, los fines de semana. Su entrada es gratuita.
  • En la plaza central se cuenta con Wifi abierto, al igual que en la mayorìa de restaurantes.
  • Cuenta la historia, que la Cruz que está afuera de la iglesia, servía como "humilladero" (espacio de redención y castigo) para los indígenas en la época colonial, además marcaba la salida de la ciudad.
  • El barrio integra la ruta del recorrido turístico del centro histórico de Cuenca, pero sólo con lugares especìficos.

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